puertas cámaras frigoríficas

La importancia del suelo en las cámaras frigoríficas

Las cámaras frigoríficas representan uno de los sistemas más complejos e importantes de la industria moderna. Sus intrincados mecanismos de control de temperatura y la conservación de los elementos internos, son el corazón de miles de empresas en el mundo.

La industria alimentaria, farmacéutica, de tecnología y de hostelería, confían plenamente en el funcionamiento de sus cámaras de frío. Miles de millones de euros se conservan diariamente en cámaras frigoríficas en medio de los climas más agresivos del mundo. Las cámaras de conservación y congelación, han permitido que el comercio mundial pueda desarrollarse de manera fluida y segura. Sin duda, sin ellas, más de la mitad de las operaciones diarias de la actualidad no podrían llevarse a cabo.

Dada su importancia, cuidar cada aspecto de su funcionamiento es vital desde un pequeño bar hasta una industria más grande e innovadora. En este sentido, todos los componentes de una cámara frigorífica tienen la misma relevancia dentro del sistema general.  El suelo es uno de los elementos que mayor incide en el perfecto funcionamiento del sistema. Probablemente, el suelo es la superficie más grande de la cámara y su interacción puede representar un punto vital en la conservación o pérdida térmica.

La elección del tipo de suelo de las cámaras frigoríficas debe seguir el mismo proceso de análisis que el resto de los componentes del sistema. En este sentido, conviene estudiar la intervención del suelo en el intercambio térmico y los tipos de suelo para cada tipo de cámara.


El suelo: Elemento fundamental del sistema térmico

Una cámara frigorífica es básicamente, una estructura poliédrica en la que se controlan de manera artificial variables como la temperatura y la humedad ambiental. En ella intervienen los sistemas de control de temperatura, mecanismos de emisión de gases refrigerantes, subsistemas de evacuación y de ventilación.

Todos estos elementos se fundamentan en el hecho básico de estar contenidos dentro de una estructura que permite la preservación térmica al interior. Al mismo tiempo, estos elementos funcionan como barrera a los elementos exteriores a la cámara. Las paredes, techo, suelo y puertas de cámaras frigoríficas, deben funcionar como aislantes de la temperatura, humedad, agentes patógenos y contaminantes exteriores. Por este motivo se someten a procesos de aislamiento térmico y físico del exterior.

Sin embargo, en muchas cámaras frigoríficas no se presta la debida atención al suelo como un elemento de eficiencia del sistema. En algunas cámaras, el suelo actúa como un factor de pérdida térmica o incluso, como agente de aumento del riesgo de contaminación. Los suelos que no proporcionan un aislamiento térmico eficiente, tienen mayor grado de riesgo de contaminación o no tienen una estabilidad adecuada, deben replantearse. Es decir, los suelos deben aportar un alto coeficiente de aislamiento, mayor facilidad de limpieza y un soporte adecuado a los elementos de la cámara.


Los suelos ideales para cámaras frigoríficas

Cada cámara frigorífica es independiente y única. Existen cámaras de conservación, de enfriamiento, de aislamiento o de congelación. Hay cámaras que sólo contienen productos, otras contienen equipos y en algunas, conviven personas realizando procesos de transformación.

En este sentido, se deben evaluar las mejores opciones de suelos de acuerdo al tipo de contenido, tráfico de personas y dimensiones de los ambientes. Se deben considerar los riesgos de deslizamientos, propiedades bacteriostáticas, aislamiento térmico y eléctrico, así como la viabilidad de limpieza y el coste por m2.

Los suelos de PVC, resinas epóxicas, aluminio y acero inoxidable antideslizantes, suelen ser los suelos más usados en la industria. No obstante, cada cámara debe ser diseñada de manera individualizada y acorde a la operatividad cotidiana. Lo más recomendable es obtener asesoramiento de los mejores expertos en suelos y puertas para cámaras frigoríficas del sector.