Una conservación eficiente de alimentos y otros productos perecederos es la columna vertebral de toda la industria alimenticia, de hostelería y de servicios al consumidor. La seguridad alimentaria y la preservación de la integridad de los productos alimenticios es crucial en las empresas que manipulan alimentos. Especialmente en los productos más sensibles a la descomposición como los productos cárnicos, pescados, aves, frutas y verduras.

Este tipo de productos inician un proceso de descomposición a partir de su extracción de la fuente natural. Un proceso que puede acelerarse dentro de condiciones ambientales desfavorables. La acción de agentes patógenos como bacterias y enzimas, puede afectar la calidad y seguridad de los alimentos de manera acelerada e irreversible. La descomposición de algún producto alimenticio puede poner en jaque las inversiones en la compra de materia prima y productos procesados. Asimismo, la acción de estos microorganismos pueden afectar al resto del inventario, afectando a todo el sistema de la empresa de manera muy negativa.

Afortunadamente, el proceso de degradación de los alimentos puede retrasarse e incluso, detenerse de manera eficiente mediante la conservación en frío. Las cámaras frigoríficas y de congelación, han sido durante décadas la solución más efectiva para la correcta conservación de productos alimenticios industriales y comerciales.

¿Cómo actúan las cámaras frigoríficas en la conservación de alimentos?

El proceso de descomposición alimenticio comienza desde el primer minuto que se detiene el funcionamiento vital del mismo. Esta pérdida del soporte de vida en los productos alimenticios genera una serie de enzimas de descomposición que atacan al alimento desde su interior. Del mismo modo, la pérdida de las defensas naturales, permite la acción de agentes patógenos como bacterias y otros microorganismos. Algunos insectos, pueden inocular bacterias o larvas en la superficie del alimento.

Todos estos microorganismos crecen de manera ideal a temperaturas ambientales superiores a los 10-15ºC. Según estudios de microbiología, agentes perjudiciales para la salud humana como la Salmonella y la E-Coli, crecen de manera óptima a temperaturas ambientales. La refrigeración a temperaturas inferiores a los 5ºC, ha sido probada como una de las maneras más eficientes de conservar los alimentos por un mayor tiempo. Estas bajas temperaturas afectan el metabolismo celular de la mayoría de las bacterias, permitiendo la maximización y optimización de su conservación.

¿Refrigerar o congelar?

Cada tipo de alimento debe conservarse de manera diferente de acuerdo a su velocidad de descomposición e integridad de sus propiedades físicas. Los productos animales sin procesar como las carnes, huevos o derivados, tienen una velocidad de descomposición varias veces mayor a la de productos vegetales. Los procesos enzimáticos de descomposición unidos a la vulnerabilidad ante bacterias y patógenos, es mucho más agresiva en productos animales que en vegetales o frutas.

Por ende, se recomienda una conservación a temperaturas debajo del punto de congelación (0ºC) hasta su procesamiento y preparación para el consumo. Muchas frutas y productos vegetales sin procesar, suelen tener una velocidad de descomposición menor. Por lo que pueden ser conservadas a temperaturas inferiores a los 5ºC. En ambos casos, el correcto funcionamiento de las condiciones internas de las cámaras es crucial para tener un sistema de conservación eficiente.

Puertas rápidas de cámaras frigoríficas que disminuyan los intercambios térmicos sumados a sistemas inteligentes de regulación térmica, son parte importante del sistema de conservación alimentaria. En Doorfrig, somos especialistas en el diseño, adaptación, instalación, mantenimiento y asesoramiento de los mejores sistemas de conservación de alimentos a nivel mundial.